Comprar un inmueble familiar: Una alternativa para vivir juntos compartiendo espacios y experiencias (II)

4. Cómo organizarse para vivir juntos sin perder la independencia

  • Diseño de espacios: un punto clave para que este tipo de convivencia sea exitosa es diseñar los espacios de manera que cada familia tenga su propia privacidad. Se puede optar por apartamentos independientes o unidades separadas dentro del edificio, con pasillos o entradas privadas para cada uno.
  • Zonas comunes: establecer áreas comunes bien definidas, como un salón compartido, una terraza o un jardín, puede fomentar la interacción entre los miembros de la familia. Al mismo tiempo, estas áreas deben ser diseñadas para que no interfieran con la privacidad de cada unidad.
  • Horarios y normas de convivencia: para evitar conflictos, es importante acordar normas de convivencia y horarios de uso de las áreas comunes. Esto incluye definir las reglas sobre el uso de la lavandería, el acceso a los espacios compartidos y las reuniones familiares.

5. Aspectos Legales y Financieros

  • Hipotecas compartidas: si se opta por financiar la compra mediante una hipoteca, se puede considerar la opción de una hipoteca compartida, donde todos los miembros de la familia son responsables del pago. Sin embargo, cada miembro también debe conocer las implicaciones legales y fiscales de compartir un crédito hipotecario.
  • Impuestos y contribuciones: los impuestos relacionados con la propiedad deben dividirse de manera justa entre los copropietarios. Además, si se alquila una parte del edificio, los ingresos deben ser gestionados adecuadamente y declarados de acuerdo con la legislación fiscal local.
  • Seguro de propiedad: es recomendable contratar un seguro que cubra el edificio completo y proteger a todos los miembros de la familia en caso de daños o accidentes. Esto es especialmente importante si hay unidades alquiladas.

6. Ejemplos reales

El aumento de la esperanza de vida y los cambios en la estructura familiar han llevado al diseño de viviendas para que convivan varias generaciones de una misma familia, en espacios que fomentan la convivencia y la privacidad. Este concepto, común en ciudades desarrolladas, se conoce como casas 3G (3 generaciones: abuelos, padres e hijos). Estas viviendas se dividen en áreas sociales compartidas y zonas privadas para cada unidad familiar, garantizando la independencia de cada generación.

En mi caso personal, desde los 3 años comencé a vivir con mis padres y hermanos en el edificio que construyeron mis abuelos, que además compartíamos con mis tíos y primos. Gran parte de mi infancia y juventud la pasé en aquel edificio, del que guardo bonitos recuerdos. Unas décadas más tarde volví a vivir en el mismo edificio, gracias a que mis padres me dejaron su piso como herencia. Ahora comparto edificio con mi hermano menor y una de mis tias, por lo que el edificio sigue perteneciendo a nuestra familia. La experiencia sigue siendo muy positiva y la recomiendo a toda aquella persona que me pregunta.

Conclusión: 

Comprar un inmueble familiar es una excelente opción para aquellas familias que buscan estar cerca unos de otros, compartir los gastos de la propiedad y disfrutar de una convivencia armoniosa y de su mutua compañía. Aunque implica superar algunos desafíos en cuanto a la organización y a los acuerdos legales, este modelo puede ser una buena opción, además de rentable, para muchas familias, especialmente a día de hoy, cuando el acceso a la vivienda es cada vez más costoso. Si consideras que este modelo de vida se adapta a tus necesidades y a las de tu familia, puede ser una forma única de compartir experiencias y crear recuerdos juntos mientras construyes un patrimonio común.

JL Argent

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